A pesar de todo. O precisamente por ello.
«…Pero yo acababa de amanecer a la vida y encontraba una plenitud en cada cosa. Todo había cambiaba, el sentido de la noche y la significación del día. El cielo del patio general me parecía más azul y transparente y yo bebía su luz con avidez, como un ciego que acabara de recobrar la vista…»
«…El espectáculo está en el espectador y nadie que no haya sufrido angustia de la pena de muerte puede comprender el desbordante júbilo de volver a la vida. Aunque siguiera encarcelado y condenado a sesenta años de prisión…”
Página 139, del libro de Marcos Ana “Decidme cómo es un árbol”. Memoria de la prisión y la vida. Umbriel Editores- Tabla Rasa. Barcelona 2007
Si Marcos Ana pudo escribir estos párrafos en la prisión, nosotros podremos afrontar el 2012 con fuerza y decisión.
Olga