Dias después de escribir este post sobre VW, planteado como un claro atentado contra la salud pública y el medio ambiente, recibí un mail de Salvador López Arnal, pidiéndome realizar una entrevista sobre el tema. Le dije que sí, claro.
Aquí está, publicada en dos partes en Rebelión,
La primera parte en Rebelión. Y la segunda parte en Rebelión
Reseña en Periodistas en español. com
Y la entrevista completa publicada también en la revista número 335 de diciembre 2015 del Viejo Topo.
En todo este tiempo han ido apareciendo informacines en los diarios, charlas de tertulianos en la radio y en la tele y me sigo sorprendiendo de que casi nadie plantee la cuestión desde el ámbito de la salud pública, que para mi es el verdadero problema.
Pasó la cumbre del clima en Paris, que aunque se presente como un éxito, es un fracaso para los ciudadanos, para nuestra salud y para la salud del planeta, «nos enteeramos» de los problemas de contaminación en muchas ciudades, como Madrid y Barcelona…pero la conciencia del problema es muy leve, así que vuelvo a la carga.
Le agradezco a Salvador su propuesta y la publico en el blog, porque creo que en los próximos meses/años veremos, si no ponemos remedio ahora, como el medio ambiente se convertirá en uno de los mayores problemas del mundo, de nuestras ciudades, de nuestros cuerpos y de nuestro planeta
He escrito en el blog otros post sobre el tema de medio ambiente y salud
Aquí tenéis Salud y Medio Ambiente, cuaderno de la bona praxis, con versión en castellano editado por el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB) y elaborado desde CAPS (Centre d’ Análisi i Programes Sanitaris)
O la reseña sobre el estupendo libro : ” avui actius i demà radioactius»
O el post sobre la contaminación de los atunes.
Sobre el accidente nulear de Fukushima .
O el informe de Medio Ambiente y Salud y esa medida de reducir la velocidad de entrada de los coches en la ciudad de Barcelona, que se tomó cuando gobernaba el tripartito de izquierdas y que fue una de las primeras que derogó el gobierno de Convergència i Unió en cuanto tuvo el poder, lo cuál indica el grado de preocupación cero que demuestran sobre este tema.
O incluso el post sobre disruptores endocrinos.
En todos ellos, como suelo hacer, encontraréis enlaces y razones razonadas.
También, podéis mirar este estudio de la Fundación Roger Torné sobre los efectos de la contaminación en los niños, una población especialmente en riesgo, tanto por el hecho de que su sistema inmunitario aún está en “construcción”, como porque se pasan más tiempo en el espacio público. Resulta particularmente definitivo este estudio que demuestra un hecho concreto: la reducción del tránsito en las ciudades, disminuye el número de crisis de asma de manera inmediata.
Sólo este dato ya sería suficiente para que la ciudadanía tomáramos conciencia de inmediato y ejerciéramos toda la presión necesaria tanto a las instituciones como a la industria para abordar de una vez por todas esta lacra tan invisibilizada.
El estudio de la Fundación también alerta de los problemas asociados a la exposición prenatal: abortos precoces, partos prematuros, malformaciones cardíacas congénitas, bebés con bajo peso y enfermedades congénitas del sistema respiratorio.
O este metaanálisis de hace dos años del Enviromental Health Journal , que se centra en los problemas cardiovasculares.
O la “Plataforma per la Qualitat de l’Aire” creada en Catalunya, que proclama el derecho a respirar aire limpio.
En definitiva: los estudios están, las demostraciones científicas también, ¿qué mas necesitamos?.
Ya no podemos hacer cómo que no sabemos, cómo que no pasa nada, cómo que todos estos problemas de salud vienen de la nada, de plagas bíblicas o del hecho de que no cuidamos nuestra salud, que diría nuestro ya afortunadamente ex Conseller de Salut en Catalunya, Ruiz, que intentaba explicarnos que la salud pública no existía ni para nosotros ni para su responsabilidad en el cargo que ocupaba.
Repito estas ideas clave:
- Los motores de combustión son incompatibles con nuestra salud. Hay que empezar a actuar ya. Ahora. Otras muchas ciudades en el mundo y en España ya lo han hecho.
- Las grandes corporaciones empresariales no se autorregulan. Nunca. Su voracidad es ilimitada. Viven en un mundo en dónde la única regla que reconocen es su propio beneficio
- Los supuestos controles institucionales o no existen o fallan deliberadamente. Somos la ciudadanía quién debe exigirlos.
Olga Fernández Quiroga